¡¿EN QUÉ NOS QUEDAMOS?!



El 6 de diciembre, la Soberana Convención de 1914-1915 y la Dimensión estético comunitaria hoy.

  

¡¿EN QUÉ NOS QUEDAMOS?!



 Francisco Hernández Zamora  

En un palmo de siglo, el mito camina por las calles de México hecho historia… y viceversa.
Los ejércitos populares, de los 30,000 milenarios del viento pico de pato, se funden en nuestro corazón con Villa y Zapata.
Ellos acrisolan la larga y discreta conversación del deseo y la acción de los mejores hijos de la patria. Cuidan la voz ancestral de Vivir bien, por siglos criados en la convivencia y educados por la tierra cultivada y caminada. Por milenios hermanos y discípulos del maíz y los policultivos de sus parcelas y sus jardines salvajes.
Y desde entonces esperan con paciencia el joven relevo generacional que ha sido parido en el presente por la historia. Con todo y su partera maltrecha y estructural, frente a los cachorros rapaces de los relámpagos de agosto y su siglo de oprobio.  
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Hay una relación ético-estética entre la memoria y la historia por un lado y el presente y la acción. Ese 6 de diciembre de 1914 nos permite apreciar con claridad particular que la memoria es consustancial a las comunidades, de ahí que devenga en histórica, milenaria, mítica y constitutiva de nuestra historia. Los ejércitos populares y comunidades detrás de ellos, resaltaron los derechos sociales y su relación con el tema, hoy también vigente, de la construcción de autonomías de una nación multicultural y pluriclasista. El reto es evitar que el proceso popular revolucionario devenga en sustitución generacional de burocracias y oligarquías corruptas. Lo que a la vuelta de un siglo nos lleva a la pregunta…

Este es un comentario acerca del significado de la entrada de los ejércitos populares (villistas y zapatistas) a la Cd. de México y a Palacio Nacional el 6 de diciembre de 1914, por un lado, y por otro la Soberana Convención, realizada durante ese periodo y el siguiente en el que confluyeron únicamente las fuerzas villistas y zapatistas. Ambos sucesos cuestionados desde nuestro presente y en relación con la actividad artística cultural.
El hecho épico del 6 de diciembre es muy importante. El historiador Pedro Salmerón comenta:
Los protagonistas de ese momento, más de 30 mil soldados revolucionarios, quedaron simbolizados en el imaginario colectivo en la figura de sus dos jefes visibles, que destacan entre los dirigentes de las revoluciones sociales modernas por su origen popular. Que crecieron hasta convertirse en mitos. (El pueblo en el poder. http://www.jornada.unam.mx/2014/12/02/opinion/020a2pol)

Lo es más aún porque con esta misma movilización se afianzaba el proceso de construcción programática de la Soberana Convención.
Hay una relación estética (simbólico-semiótica) entre la memoria y la historia por un lado y por el otro el presente y la acción de los pueblos. La memoria es consustancial a las comunidades, de ahí que devenga en histórica, milenaria y hasta mítica. De ahí que pueda ser constitutiva de nuestra historia nacional. De ahí también la importancia de enajenarla ideológicamente por las clases dominantes.
Pensamos que cuando el historiador o el trabajador de la cultura, por ejemplo, logran insertarse en esa dimensión comunitaria, es posible que su actividad cobre sentido presente y relevancia estética-ética-epistemológica, capaz de servir de vasos comunicantes entre los diferentes periodos de nuestro tiempo como nación.
Hoy, apenas un siglo después, existe un ascenso del movimiento popular y estudiantil cómo en el 68, que se expresa en la gran capacidad de convocatoria y movilización nacional e internacional lograda el día 20 de noviembre por el caso de los estudiantes de Ayotzinapa.
Todo ello derivado de la política legislativa neoliberal, el fracaso de las expectativas de crecimiento económico (1.4 % en 2014), el desbordado endeudamiento del país en menos de 2 años ($1 billón, 500,000 millones de pesos), la devaluación de peso. El posible incremento de las tasas de interés en Estados Unidos anuncia una inminente salida de capitales y las calificadoras alertan sobre el peligro para las inversiones provocado por la inestabilidad política.
Aunado a ello, la evidencia del incremento de la corrupción, la impunidad y la violencia propiciada por el gobierno de EPN y la clase política nacional.
Luis Hernández Navarro comenta:
Sin embargo, la indignación social y el descrédito gubernamental van mucho más allá de lo que se ve en las calles. El sustrato de la inconformidad popular es más amplio, vigoroso y complejo de lo que expresan las marchas. De hecho, el malestar de los de abajo ha fracturado la unidad de mando del gobierno federal y alcanzado a algunos de sus aliados tradicionales. El deterioro de la figura presidencial parece imparable. Cada día la crisis política se profundiza más.       (Ayotzinapa y la voz de la calle.  http://www.jornada.unam.mx/2014/12/02/opinion/018a2pol)


Por nuestra parte, buscamos ligar nuestra mirada del pasado y el presente. Hasta este momento, nuestra visión solo alcanza para comprender que:
  1. El despliegue de los ejércitos populares el 6 de diciembre de 1914 representa el esfuerzo popular de construir una nueva nación, incorporando los principios básicos de justicia social. Mismos que fueron retomados del programa magonísta de 1906 del Partido Liberal Mexicano.
  2. La construcción programática popular de la Soberana Convención zapatista y villista debe de ser reconocida como el hecho constitutivo de este periodo y del propio centenario. 
  3. Tanto es así, que el reconocimiento de sus postulados centrales en la Carta magna de 1917 por Carranza y Obregón, hacen viable la pacificación del país. Al mismo tiempo que explican la necesidad de ambos dirigentes constitucionalistas de asesinar a ambos dirigentes populares, para poder dar inicio a la dilación y escamoteo de dichos derechos establecidos.
  4. A semejanza de la asociación histórica de la Revolución francesa de 1789 y los Derechos y garantías individuales, como una aportación política innovadora para el mundo como fundamento de los Derechos humanos universales. El trabajo de la Soberana Convención zapatista y villista (noviembre de 1914 a junio de 1915), en el marco de la Revolución mexicana, representa la aportación política mundial de establecer los Derechos sociales.
  5. Esto es particularmente importante, para hacer visible la tesis del papel de los pueblos en la historia, por un lado, desechando la tesis del carácter espontaneísta y carente de visión política de los sectores populares. Y por otro, para reconocer la relevancia de lo que significa hoy, frente a las políticas del neoliberalismo extractivita, la defensa de estos derechos, así como su relación y articulación con la defensa de los Derechos humanos y con la defensa socio-ambiental de sus territorios. El 15 de noviembre, tras una detallada calificación jurídica de los crímenes de lesa humanidad y del conjunto de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales violados sistemáticamente, el Tribunal Permanente de los Pueblos capítulo México, ubicó cuatro agentes con responsabilidad: El Estado mexicano, las empresas trasnacionales, los terceros estados de origen de las empresas y el sistema de la ONU a través de instituciones como el FMI, el Banco Mundial y la OMC.
  6. Por si esto fuera poco, en el presente esto contribuye a poner atención a las lecciones de la propia historia, en cuanto las razones que hicieron que los ejércitos populares y las comunidades detrás de ellos, pusieran el acento en estos derechos. En particular el aspecto de la relación de ellos con respecto al tema hoy también vigente de la construcción de las autonomías en base a la autosuficiencia alimentaria en la construcción decolonial de una nación multicultural y pluriclasista.  
  7. La importancia de articular la reflexión histórica con el hacer en la actualidad de las comunidades y los movimientos sociales, con las intervenciones estéticas de colectivos y grupos culturales que puedan acompañarlos. Esto como parte de la necesaria construcción de la conversación horizontal entre los diferentes sectores sociales que participan en el diálogo ampliado de los saberes contemporáneo.
  8. Hacerlo así, implica a su vez reconocer que el ejercicio de reflexionar sobre la historia es requerido siempre desde el presente y para el propio presente, en tanto posibilidad de construir un nuevo futuro.  
Hasta donde vamos, la complejidad de este enfoque puede ser sintetizada en una consigna de trabajo que se expresa como cuestionamiento lúdico tanto al pasado como al presente y al futuro de los movimientos sociales contemporáneos, utilizando como interlocutores directos en ese cuestionamiento actual, a las fuerzas históricas populares de hace un siglo y su legado. Permitiéndonos con ello vernos a nosotros mismos con la oportunidad y responsabilidad de retomar la estafeta y el emplazamiento histórico.
El verdadero reto actual es cómo evitar que el proceso popular revolucionario devenga en mera sustitución generacional de burocracias corruptas y oligarquías rapaces, que preserven la impunidad que expresa a la violencia estructural de la historia nacional convertida en pervertida rueda de ardilla loca social del individualismo y competencia.

Lo que nos lleva a preguntarnos, a la vuelta de un siglo:

 

¡¿EN QUÉ NOS QUEDAMOS?!

 
Esclarecer este tipo de aspectos con mayor precisión permitirá que los trabajadores de la cultura podamos pensar mejor nuestras contribuciones para este momento.


Nuevamente, Luis Hernández Navarro anuncia:
  • El próximo 6 de diciembre, miles de maestros, estudiantes y campesinos, con caballos incluidos, tomarán simbólicamente la ciudad de México para conmemorar los 100 años de la entrada de los ejércitos revolucionarios de Francisco Villa y Emiliano Zapata. La iniciativa va más allá de la mera contestación política. Apela imaginariamente –como se anunció en la toma del Congreso de Sonora– a reiniciar la revolución que no ha caminado.
  • Entre el 21 de diciembre y el 3 de enero del año próximo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Congreso Nacional Indígena (CNI) y adherentes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona efectuarán el primer Festival Mundial de las Resistencias y la Rebeldía contra el Capitalismo. Su lema será: Donde los de arriba destruyen, los de abajo reconstruimos. La inauguración del encuentro se realizará en la comunidad de San Francisco Xochicuautla, estado de México, el 21 de diciembre. “Sabemos –afirman los convocantes– que el capitalismo salvaje y de muerte no es invencible” y que en nuestras resistencias está la semilla del mundo que queremos. 
  • Con la llegada de 2015 se inicia un nuevo ciclo de movilizaciones. Una importante convergencia campesina, sistemáticamente ninguneada por el gobierno federal, acordó tomar las calles de Xalapa, el 6 de enero, en el aniversario de la Ley Carranza. Y, el 31 de enero planea efectuar un gran plantón nacional frente a las oficinas de las secretarías de Gobernación y Agricultura. Por su parte, también en enero, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene en puertas la organización de una huelga nacional contra la reforma educativa.

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