Crítica de obra en B. C.

UNA RUPESTRICIDA

 

  








CONTEMPORANEA
Para comprender el desierto, hay que vivirlo y estar en él, como un elemento más. En esa soledad poblada de imágenes y espejismos de su alma, el hombre, en su afán de encontrarse, ha encontrado a Dios.
Para vivenciarlo fuera del tiempo, en el instante de la creación, se requiere del ejercicio espiritual más elemental: caminar y ser aprendiz en medio de la nada; con la soledad y el silencio como alimentos para impregnarse de la "luz más pura y la obscuridad más profunda " del espíritu del desierto, como rezan las "Historias del Koakjentil ".
Esto fue lo que Francisco hizo, en el desierto de Vizcaíno en Baja California.
Hoy, su obra, en distintas disciplinas y técnicas (fotografía, dibujo, pintura, escultura, arte-objeto, libro-objeto, arte-instalación, performance, video, land-art, etc.), nos invita a seguir su ruta, a penetrar en su espacio mental, su propia cueva mental como él lo llama.
Creación, producto de un sincretismo personal tardío, entre lo autóctono y lo mestizo, del bagaje colectivo y la aportación individual, entre lo antiguo y lo actual, lo real y lo posible en la historia.
Una muestra de rupetricidad contemporánea, que para Francisco representa la búsqueda de la esencia arquetípica en el mito antiguos, que perdura para manifestar su vigencia vigorosa y necesaria.

Exposición, donde no sólo podemos apreciar la dualidad del rojo y negro obsesiva en sus maestros antiguos, sino también la del día y la noche (V gr. Maijañuí Codex, 1991), mediante efectos fosforescentes, que al impacto de la luz negra, nos traslada a un sendero poblado de ¨designios mágicos en los cielos del venado" imágenes arquetípicas del alma, en el vasto desierto universal del cosmos.

Cora Patricia Valencia Mayoral.
Ensenada, B. C., abril de 1992.
(Texto de presentación de la exposición
Maijañuí Codex: Una rupestricidad personal contemporánea, 1992)

FRANCISCO HERNÁNDEZ ZAMORA

El universo plástico de Hernández Zamora, tiene por pre-texto la oferta cultural del arte primitivo de B.C. En la evolución de su estilo personal se expresa este sustrato.
Su obra se inscribe en una de las estéticas de las últimas décadas del siglo XX, donde la evidencia de las fuentes es intencional, cuestionando el viejo problema de la originalidad del arte y del artista. A partir de ella, no sólo se actualizan otros discursos plásticos, sino se crea la obra personal.
En la obra de Francisco existe un permanente cuestionamiento de la relación entre técnica y materia, y de estas con la idea plástica y el concepto que posibilita expresiones formales infinitas. Esto explica su incursión experimental en diversas áreas del quehacer artístico y su interés en la producción interdisciplinaria .
En su obra todo muestra la actitud de retraducir la herencia pictórica y mítica inscrita en las cuevas, para lograr el manejo de un código propio, donde la iconografía rupestre, por ejemplo, representa símbolos alquímicos del alma, con ello, su obra nos habla del carácter supratemporal del arte y del mismo espíritu humano y nos propone diferentes modos de asumir el arte, desde el mero goce estético, al objetivo más práctico. Sintetizando todo esto en su concepción del arte como un eje del desarrollo social.
Ensenadense por inculturación su obra está incardinada en los valores regionales que expresan los universales.
Soraya Valencia Mayoral.
Texto del Catálogo: 30 artistas plásticos de Baja Californi