Convocados estamos
y el conjuro
no es invocación
es presencia derruida
es trascendencia presente
es olvido del mañana
es invención del ayer
Tlacuache apaleado
que juega a la muerte
y emprende luego
la huida.
Convocados estamos
y la luz no es omnipresente
no es omnipotente
es un jirón colgado de la cola.
Tlacuacha-zarigüeya
que duerme y amamanta
seres nuevos
cachorros cenizos
lactantes de la noche.
Convocados estamos
el destino no está sellado
no está marcado ni agazapado
no es el primordio elemental
es una borla con alma peluda.
Tlacuachito-opossum
que ventea señuelos y estrellas picudas
con la fría
la húmeda nariz
pegada al universo.
Francisco Hernández Zamora, 1986